junho 01, 2008

...sonrries como globo amarillo y acá no para de llover..

Hoy salí a la calle con la mirada indolente, que ya no busca ni encuentra nada. Vi cada rincón, camine como si fuese la última vez que mis pasos acarian el asfalto enmugresido por el hastio de esta ciudad impenetrable, insoslayable. Hubo gente que me miró, me sonrrio y yo, yo simplemente la vi como cualquier objeto más, hubo quien no pudo sostener la mirada, cómo sostenerle la mirada a alguien que ha perdido la expresión, es como no ver nada, valdría más la pena ver unos cuencos vacios que unos ojos que ven todo y no ven nada.
De repente empece a caminar rápido, ¿en qué momento sucedio? ni siquiera me di cuenta, tampoco llevaba una ruta, no, no ir a ningún lado es lo mejor, caminar, caminar, caminar, decidir el destino en el momento en que la ulcera hace su aparición, como un retumbar en el estomago que canta Blue Valentines de Tom Waits, y los pasos se hacen lentos, tambaleantes como si las venas de los pies reventaran de alcohol y miedo.
En última instancia lo más seguro de todo es caminar rápido, pero no así cuando arrastras los pies. Me detuve un poco, me sente en una banca bajo la lluvia cubierta por el sol que aún no se va, y no sólo eso, no se va, y es muy intenso. Sí, hoy encontré mucha gente sonrriendo, que sonrrie porque no tiene otra que hacer, sonrrie y lo hacen como globos amarillos con sonrrisa y ojos de punto, si fueran globos, seguro que cargaria siempre una aguja para desinflarles la cabeza. Prefiero las miradas huecas y prefiero tambien aquella gente que no sonrrie, que soporta un silencio en lugar de no decir nada porque cuando lo hace de verdad el mundo cambia, el mundo brilla, acontece como un instante perpetuo, el mundo cambia, y yo no sé cuando regrese... así me levante de esa banca y segui caminando bajo la lluvia, lenta sí, mojada también... aún no decido a donde iré, pero eso no importa por el momento...

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